Por Jennifer Ríos Henao
El agua es uno de los elementos más importantes de la tierra, de hecho, cubre las tres cuartas partes de nuestro planeta y sin agua ningún ser vivo podría vivir. La cantidad total de agua en la tierra es más o menos, siempre la misma, pero no está siempre en el mismo sitio. La mayor parte del agua está en los mares, océanos en los ríos y lagos, pero también hay agua por debajo del suelo.
Con el calor del sol, el agua se evapora y asciende a la atmósfera. Al llegar a cierta altura, con agua formando así las nubes, esas nubes se desplazan empujadas por el viento, si llegan a un lugar más frío o unas montañas las obligan a subir más alto o si las gotas llegan a juntarse aumentan su volumen y se produce la lluvia. Si la capa de aire donde llega la nube es muy fría las gotas se cristalizan en copos de nieve.
El término «agua» generalmente se refiere a la sustancia en su estado líquido, aunque esta puede hallarse en su forma sólida, llamada hielo, y en su forma gaseosa se denomina vapor y a pesar de su importancia, el agua no siempre está disponible en cantidades adecuadas y en calidad potable. La contaminación de fuentes de agua dulce y la sobre explotación de acuíferos subterráneos son problemas graves en muchas partes del mundo.
La gestión sostenible del agua es esencial para garantizar su disponibilidad para las generaciones futuras y a la vez mantener los ecosistemas saludables.