
Mientras viajaba entre mis sueños me encontré con tres abejas:
Ellas cargaban una hermosa flor, colorida y llena de mucho amor.
La una le suspiraba a la otra todo lo que vivió, cuando por aquel bello país de flores ella viajó.
Mientras la abeja mayor escuchaba, la del medio reía a carcajadas, porque la pequeña abeja en realidad estaba enamorada.
Cuidada, consentida y muy amada, la hermosa flor entre las abejitas viajaba.
En tanto las tres abejas volaban, sus pequeñas alas tiernamente susurraban:
– ¡Dulce melodía sabor a miel, tiernamente has sido conquistada!