
Por Kary Luz Hernández Morelo
La emoción de ir a una noche de fandango, escuchar la banda tocar las canciones con sabrosura, la sensación indescriptible de bailar alrededor de la misma, que los cuerpos se muevan al compás de la melodía, las velas derritiéndose en la mano y que en el pensamiento solo se escuche “disfrutar y disfrutar”; ese momento en el que los problemas desaparecen, el mundo real se detiene y solo se puede respirar tranquilidad, paz y emoción. Bendito fandango, bendita música, bendita sensación tan increíble. Es el momento perfecto para desconectarnos un rato y disfrutar de algo que nos gusta; luego volvemos a conectarnos, renovados y con toda la actitud para afrontar la vida.
¡Que viva la magia del fandango!
Te felicito Kary, muy lindo el texto 📚
¡Que viva el Fandango!